En los jardines del Hospital Municipal “Nuestra Señora de la Merced”, se llevó a cabo este martes 24 de septiembre el acto protocolar por los 100 años del centro de salud, que se cumplieron ese mismo día. El acto estuvo programado para las 15:00 horas, horario en el que en 1919 se inauguró el hospital. Además de autoridades y personal de salud de todas las épocas, presidieron el acto las banderas de ceremonia de los establecimientos educativos de la planta urbana y del Hospital: bandera nacional portada por Alicia Vignale, y escoltada por Alicia Deandre y Rosita Sarco; bandera provincial portada por Natale Lourdes, y escoltada por Manzanares Graciela y Agosto Yolanda; y bandera de Alberti portada por Colla Lorena, y escoltada por Castillo Adrián y Márquez Silva.
Al comienzo del acto el secretario de Salud, Jorge Gaute, se dirigió a las presentes para dar la bienvenida, recordando “a toda esa gente que ha trabajado muchísimo por este Hospital, desde su primer director Carlos Díaz hasta la actualidad, han sido muchos. No solo directores sino gente de personal, maestranza, enfermería, médicos, y de la cooperadora”. Se refirió también al crecimiento del centro de salud de los últimos tiempos, en particular la formación profesional de las enfermeras, señalando la presencia de Lorena Colla como abanderada, por ser el mejor promedio en la carrera de enfermería profesional impulsada por el Gobierno municipal, y expresó “la alegría de ser parte del Hospital. Uno es director por un tiempo, circunstancialmente, pero estamos a lado de la gente siempre, que es lo que nos gusta”. Agradeció especialmente “a Andrés Chili que hace una labor muy importante, y me acompaña a cada momento”.
PLACAS RECORDATORIAS.- En segunda instancia el intendente Lago junto a la presidente de la Cooperadora, Patricia Murno; al secretario de Salud; y a la presidente del HCD, Silvina Vaccarezza, hicieron en el hall de ingreso al Hospital el descubrimiento de la placa recordatoria por el centenario; bendijo la placa y al hospital el Monseñor Jorge Bruno. En la continuidad del acto los representantes de instituciones intermedias hicieron entrega al intendente y al secretario de salud de placas conmemorativas. Entregaron el Club Juventud unida, el Rotary Club de Alberti, el Club Social y Deportivo Yugny, y la Asociación Cooperadora del Hospital.
Como parte del acto de los cien años se hizo la imposición del nombre de Dr. Carlos Díaz al pabellón de hombres, descubriéndose el retrato con el nombre que será colocado al ingreso de la sala de internación. Fue leída la ordenanza aprobada en el Concejo Deliberante.
En la segunda parte del acto la presidente de la cooperadora Patricia Murno hizo uso de la palabra, momento en el que recordó: “a los pocos años de creado el hospital un grupo de monjas empezó a ayudar a los médicos y eran quienes recorrían los pasillos, las que auxiliaban a los enfermos; luego se crearon las cooperadoras, la mayoría creadas por mujeres. Hoy tenemos una cooperadora integrada por doce personas que está con nosotros permanentemente”, comentó, y explicó: “lo que hacemos es ayudar a nuestro intendente, que en el caso de Germán no nos deja descansar, porque no terminamos una obra que ya comenzamos con otra. Le agradecemos poder trabajar también con total libertad”. Por último destacó “todo lo que la gente ayuda, que junto a las donaciones están volcadas al hospital íntegramente, a todos ellos muchas gracias”.
EL EJE FUNDAMENTAL EN LA PROTECCIÓN DE LOS HABITANTES.- En el cierre habló el intendente Lago, quien habló del hospital como un logro “del que tenemos que estar muy orgullosos, porque ha sido un logro colectivo. El camino que hemos recorrido a lo largo de estos cien años nos ha llevado a transformar aquel incipiente centro asistencial, en el Centro de Salud que es hoy nuestro Hospital”, y afirmó: “la salud pública constituye hoy el eje fundamental en la protección de los habitantes de Alberti, y el Hospital es un centro de referencia ineludible de salud”.
El intendente destacó “la mirada humanista, que trasciende la labor de los médicos y se erige como una obligación moral para todo aquel que trabaje en un centro asistencial, es aquella que se evidencia en la tarea de nuestros trabajadores”, y reconoció “a quienes fueron pioneros en la labor comunitaria, para quienes ya no están con nosotros físicamente pero viven en nuestros corazones y también para las generaciones que los sucedieron, porque cada uno desde su lugar de trabajo ha logrado transmitir generacionalmente esa mística hospitalaria única, de pertenencia, de servicio, que debe ser preservada y perpetuada”.